Como comenté en alguna de las entregas anteriores, exísten algunas condiciones que pueden señalarse como causas directas o indirectas de la lucha armada, claro, esto con un enfoque mucho más puntual que las mencionadas de forma tradicional.
Lo anterior equivale a mencionar situaciones específicas que, tal vez, por si solas no darían lugar al levantamiento pero que sumadas a otras similares, provocaron el enojo y la crispación social que redundó finalmente en la mencionada revuelta.
En esta ocasión, me referiré a un pasaje que se basa en el libro -DÍAZ ZAR DE MÉXICO- cuyo autor es un reconocido periodista nacido en Calcuta y quien vivió en México en los años 1906 a 1908, y quien pudo plasmar sin apasionamientos ni favoritismos una relación de hechos dignos de ser considerados en nuestro estudio.
El libro de Fornaro, abarca también dos ensayos más, uno denominado -Abdul Hamid y Porfirio Díaz- y el otro -Un purgatorio moderno-.
El hecho de que Porfirio Díaz hubiera perdido en 3 ocasiones consecutivas la Presidencia de la República antes de acceder a la misma, años más tarde,( 1876 ) provocó en el General una sobrereacción y una ansiedad que solamente lograría manejar manteniendose en la misma.
Lo anterior, relata de Fornaro(1), sucedió de la siguiente forma:
En 1867, enfrentó en las urnas a Benito Juárez y perdió por 7422 votos contra 2709 de Díaz, esto es, sólo logró el 26.73% de la votación, contra el 73.26% de Juárez.
En el año de 1871, Benito Juárez logró 5837 votos contra 3555 de Díaz.equivalente a 62.14% del primero contra 37.85% de Díaz.
Finalmente en 1872, nuevamente fue derrotado por Lerdo de Tejada, cuando éste último recibió 9520 votos contra 604 de General.En este caso la desproporción fue mayúscula, ya que Lerdo obtuvo el 94.03% contra solamente el 5.96% del Dictador.
(1) Díaz Zar de México. pag. 72.
Así las cosas, Díaz se empecinó en hacer de las presidencias de Juárez y de Lerdo, una constante que reflejaba la incertidumbre y la conspiración. Lo anterior significó NUEVE años de luchas internas, levantamientos y conspiraciones, las que se vieron reflejadas años después en panfletos llenos de jocosas y mordientes caricaturas que se voltearon en su contra 30 años después.
Para no variar, en 1879, el Dictador declaró precisamente el 16 de septiembre de ese año lo siguiente;
- No es la oportunidad de que el ejecutivo exprese su juicio sobre esa materia; pero si debo hacer ante el Congreso la solemne protesta de que jamás admitiré una candidatura de reelección aun cuando ésta no fuere prohibida por nuestro código, pues que siempre acataré el principio de donde emanó la Revolución iniciada en Tuxtepec-.
En la actualidad, la reeleción no está encaminada a una persona pero eso sí, a una ´´Clase política´´,que insiste en mantenerse en el poder de manera indefinida, argumentando todo tipo de razonamientos y sinrazones.
Estaremos condenados a repetir nuestra historia o seremos capáces de aprender de nuestro pasado.
La respuesta está en nosotros mismos.
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