Una cuestión que siempre me ha inquietado, es la referente al envío masivo que se dice, hizo Porfirio Díaz Mori, de pobladores Yaquis del Estado de Sonora hacia la Península de Yucatán. En la escuela primaria, siempre se trató este tema como ´´algo más´´, relacionado con el engrandecimiento de México y su necesidad de mano de obra para así lograr el avance en el Sureste del País.
Bueno, pues nada más alejado de la realidad, ya que da acuerdo con los periodístas de la época, ahora podemos comprobar que las acciones del Dictador, magnificadas por los Gobernadores en turno y aplicadas de manera inhumana por parte de los llamados ´´Jefes Políticos´´, nos muestran la verdadera cara de ese tráfico salvaje y plagado de intereses nacionales y extranjeros.
Narra John Kenneth Turner en su libro ´´ México Bárbaro´´, como se daba esta contratación forzada de miles y miles de Yaquis por parte de los hacendados de Yucatán, y a partir de la página 44 de su obra leemos lo siguiente.
´´Durante mis viajes por Yucatán, muchas veces me había llamado la atención el carácter tan humano de la gente a quien el gobierno mexicano llama yaquis. Los yaquis son ´´indios´´, no son blancos, pero cuando se conversa con ellos en un lenguaje mutuamente comprensible, queda uno impresionado por la similitud de procesos mentales del blanco y el moreno. Me convencí pronto de que el yaqui y yo nos parecíamos más en la mente que en el color. También llegué a convencerme de que las ligas familiares del yaqui significan tanto para él como las del norteamericano para éste. La fidelidad conyugal es la virtud cardinal del hogar yaqui, y parece que no es por causa de alguna antigua superstición tribal, ni por enseñanzas de los misioneros, sino por una ternura innata que se dulcifica a medida que pasan los años, hacia la compañera con quien ha compartido la carne,el abrigo y la lucha por la vida,las alegrías y las tristezas de la existencia´´.
´´Una y otra vez presencié demostraciones de ello en el viaje al exilio y en Yucatán. La mujer yaqui siente tan hondo que le arrebaten brutalmente a su niño como lo sentiría una mujer norteamericana civilizada. Las fibras del corazón de la esposa yaqui no son más fuertes contra una separación violenta e inesperada de su esposo que las de una refinada señora de un dulce hogar norteamericano´´.
Nota. No olvidemos que la forma de expresarse del autor, debe considerar la época en que se escribió y la cauda de prejuicios y prototipos que los propios norteamericanos se habían fabricado para sí mismos, por lo que es indispensable leerlo en ese contexto.
Sigue señalando Turner; ´´El gobierno mexicano prohibe el divorcio y, por lo tanto,volverse a casar en sus dominios: pero para el hacendado yucateco todo es posible. Para una mujer yaqui, un hombre asiático no es menos repugnante que para una mujer norteamericana, sin embargo, una de las primeras barbaridades que el henequenero impone a la esclava yaqui que acaba de ser privada de su marido legal a quien ama es obligada a casarse con un chino y vivir con él´´.
''Lo hacemos así'' me explicó uno de los hacendados, para que el chino este satisfecho y no tenga deseos de escaparse. Y, además, sabemos que cada niño que nazca en la finca algñun día puede valer de quinientos a mil pesos en efectivo''.
''La mujer blanca culta moriría de verguenza y de horror en tal situación; pues así les sucede a las mujeres morenas de Sonora. Un personaje de la categoría de don Enrique Cámara Zavala, presidente de la Cámara Agrícola de Yucatán y agicultor millonario, me dijo; ''Si los yaquis duran el primer año, generalmente se adaptan bien y son buenos trabajadores; pero el mal está en que por lo menos dos tercios de ellos mueren en los primeros doce meses''.
Es importante no olvidar que las atrocidades cometidas por el régimen de Díaz, no se limitó a la tribu yaqui, sino que también se pasó por encima de la dignidad de otros pueblos que por su número, nuestra historia oficial no recoge, pero que sin lugar a dudas como gobierno y como Nación, estamos en deuda con ellos.
Tal es el caso de los indios PÁPAGOS, quienes al igual que los yaquis, sufrieron la separación de sus familias y el escarnio de la esclavitud de los hacendados yucatecos.
John Kenneth Turner nos continúa narrando sobre un diálogo que sostuvo al respecto en uno de sus múltiples viajes por ferrocarril en la ruta hacia el sureste de nuestra Nación.
''Las mujeres se hallaban sentadas en cuclillas en el suelo desnudo, o avivando el fuego de hornillas con unas ollas, al aire libre. Ni vimos hombres entre ellas, ni yaquis ni chinos, porque sólo hacía un mes todos ellos habían llegado a Sonora''.
''.... Una mujer enferma estaba tendida en el suelo y se quejaba débilmente, pero no llegó a levantar la
mirada. Además, había allí ocho niños.
La semana pasada éramos quince, dijo la del tipo hogareño, pero una ya se ha ido. Nunca recuperan la salud.
Estiró una mano y dio un leve golpecito en la cabeza de la hermana que estaba tendida en el suelo.´
(Todas ustedes son hermanas), pregunté.
(Todas) asintió la anciana con cara de jefe indio.
(Y donde están ahora sus maridos) pregunté.
( Quien sabe,) dijo, y nos miró al fondo de los ojos tratando de adivinar el motivo de nuestras preguntas.
(Yo soy pápago) les aseguró De Lara, somos amigos.
(Ustedes no están trabajando) les hice notar, (Que es lo que hacen) pregunté.
(Morimos de hambre) contestó la vieja.
(Nos dan una vez por semana........para todas (Explicó la hogareña), al tiempo que señalaba tres pequeños pedazos de carne (que costarían menos de cinco centavos de dólar en los Estados Unidos) acabados de llegar desde la tienda de la finca. (aparte de eso, solamente nos dan maíz y frijoles, ni siquiera la mitad de lo que necesitamos)''.
Es impresionante la serie de testimonios que recoge el periodísta norteamericano en su travesía por nuestro País, por lo que su lectura parece obligada en un afán de entender un poco más el antecedente que dió por resultado nuestra Revolución.
Jarr
Infortunadamente las injusticias como las que relatas no parecen haber traido justicia a esos pobres mexicanos. Ayer veía un reportaje actual sobre los Tarahumaras y la verdad es que a penas se pueden creer los extremos que vemos en este país.
ResponderEliminarFelicidades por esto
Olaf
La revolucion jamas trajo justicia al pueblo Yaqui, esa lucha armada ni siquiera contemplaba lo mas minimo de las exigencias de la tribu. Es leyenda (o quiza si este documentado) que Obregon mismo mando envenenar o fumigar a los yaquis desde avionetas. Un intento vano y que no tuvoningun efecto, pero el intento se hizo (si es que es cierto que sucedio.
ResponderEliminarEl sueño yaqui fue una de las cosas mas ingenuas que puede haber: ser libres en su propia Nacion en su propio territorio. Jamas en la vida Mexico le permitiria eso.